Los ataques de las últimas horas en las provincias de Guayas y Esmeraldas en Ecuador por parte de grupos armados ilegales, con posibles vínculos con narcotraficantes, hicieron que el Gobierno del presidente Guillermo Lasso decretara el estado de excepción y toque de queda en esas dos regiones. La ola de violencia, donde al menos dos uniformados murieron, es desatada, según las autoridades, por el traslado de presos desde la Penitenciaría de Guayaquil hacia otras cárceles.

Una oleada de violencia en la que hubo enfrentamientos entre policías y delincuentes obligó al Gobierno de Guillermo Lasso a decretar el estado de excepción y toque de queda a partir de las nueve de la noche en las provincias de Guayas y Esmeraldas.

En un mensaje televisado, Lasso calificó los hechos delincuenciales como actos de sabotaje y terrorismo, al tiempo que hizo responsables a las bandas criminales trasnacionales de arremeter, al parecer, contra la Fuerza Pública.

El presidente aseguró que los "actos de sabotaje y terrorismo" son, "por así decirlo, una declaratoria de guerra abierta contra el Estado de derecho y el Gobierno" y dio la orden a las autoridades para que actúen "con dureza, dentro del marco de la ley".

Lasso afirmó que la Policía y las Fuerzas Armadas "intervinieron la Penitenciaría del Litoral e incautaron armas, municiones, explosivos y sistemas ilegales de comunicación". Además, anunció que se trasladará a Guayaquil para liderar el "puesto de mando unificado" y dirigir desde allí las operaciones de las autoridades. En su intervención, aprovechó para irse lanza en ristre contra el gobierno anterior y culparlo de la ola de violencia.

En su intervención lanzó una advertencia y afirmó que "las fuerzas del orden van a intensificar las acciones" contra los violentos, pero "¡cuidado! con apelar a los derechos humanos para solapar la delincuencia".

Ataques en diferentes frentes en un sistema carcelario en crisis

En los ataques con explosivos, que según las autoridades son en respuesta al traslado de presos que estaban en cárceles superpobladas y violentas, murieron al menos dos policías, mientras otros dos resultaron heridos.

Según el comandante de la Policía Fausto Salinas, en la madrugada seis explosiones se registraron en diferentes regiones de Guayaquil, dos de ellas cerca de gasolineras.

Mientras en la ciudad de Esmeraldas hubo tres explosiones y siete guardias penitenciarios fueron tomados como rehenes en la cárcel de la ciudad, al tiempo que los reclusos protestaban por el traslado de prisioneros. Posterior a esto, los funcionarios fueron liberados.

Juan Zapata, ministro del Interior, dijo que estos ataques “son reacciones a las acciones de la Policía y del Gobierno nacional contra el crimen organizado" y que se dieron por la reorganización de las cárceles que lleva a cabo la dirección penitenciaria SNAI, y agregó que no van “a bajar la guardia” y que estas acciones no van a "amedrentar y, mucho menos, a bajar el ánimo y la moral (de los policías)".

Hasta el momento se han trasladado unos 200 presos de la Penitenciaria de Guayaquil, la más violenta de Ecuador, a otras del país, según el SNAI, con el objetivo de reducir el hacinamiento.

Para el mandatario Lasso, la violencia desatada en el país y en las cárceles se debe a represalias de las bandas de narcotraficantes por su lucha contra el tráfico de estupefacientes, ya que Ecuador es utilizado como sitio de tránsito para el transporte de drogas que van hacia Estados Unidos y Europa.

Debido a los incidentes de las últimas horas, el presidente, que tenía programado un viaje personal a Orlando, Estados Unidos, entre el 2 y 6 de noviembre, decidió cancelarlo. AFP